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Circulación libre (II): El juego simbólico, reflejo del mundo interior del menor

El proyecto de Educación Infantil de Orereta Ikastola se basa en la pedagogía de la confianza y para poder desarrollarla, uno de los pilares fundamentales es la circulación libre. El espacio de la Ikastola se organiza en diferentes rincones para que, en función de sus intereses y necesidades, el propio niño o niña pueda elegir en todo momento dónde y con qué aprender. Uno de esos txokos es el rincón del juego simbólico. (Ver abajo otros rincones de la libre circulación)

Especialmente a partir de los dos años, el juego simbólico cobra gran importancia en los niños y niñas. Porque no puede jugar sólo con la imaginación, porque el juego es acción.

Se necesitan espacios y objetos adecuados para poder llevar a cabo el juego simbólico. En cuanto a los objetos, decir que si se ofrecen materiales muy evidentes y concretos, el juego simbólico queda limitado en parte porque el trabajo de simbolización se le da «hecho» al niño o niña. Es mejor ofrecer materiales no excesivamente definidos, como trapos que, en lugar de ofrecer un disfraz concreto, también les permiten disfrazarse.

Asimismo, en la Ikastola se ofrecen materiales que permiten a las y los propios menores transformar los espacios para crear su propio barco, hospital o caserío.

Para que puedan trabajar todo lo mencionado, es importante que los espacios sean amplios, que ofrezcan suficiente sitio para el juego simbólico del niño o niña. En este sentido, las estructuras previstas para el movimiento pueden ser adecuadas para el juego simbólico de los y las menores. A medida que avanza la edad, es interesante que las y los niños puedan realizar transformaciones en las estructuras con cortinas, paneles o similares, por ejemplo.

«En el juego simbólico el o la niña proyecta su interior. La etapa 2-8 años es una época de grandes miedos, preocupaciones y deseos.»

El o la niña proyecta su interior en el juego simbólico. El periodo de 2 a 7-8 años es una época de grandes miedos, preocupaciones y deseos. Y todo ese mundo se refleja en el juego: el o la menor se convierte en un personaje que trasciende su pequeñez, un personaje con enormes capacidades, poderoso, capaz de volar, sin miedo, que mata al “malo”, inmortal… La o el niño puede adoptar diferentes roles “representando” sus vivencias en las acciones de las personas que le rodean. Por eso decimos, entre otras cosas, que en Educación Infantil el o la niña necesita el juego tanto como el aire, ya que necesita el juego para aprender a comprender y a gestionar el mundo que está viviendo y que le rodea.

Por otro lado, el juego simbólico es un escenario ideal para el desarrollo de la comunicación y socialización corporal y verbal del menor. Y es que en el juego surgen de forma natural conversaciones, negociaciones y reparto de roles… entre niños y niñas.

Recopilatorio circulación libre: experimentación

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